Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios;

Amado, fielmente te conduces

cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,

los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor

y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.

Amado, no imites lo malo, sino lo bueno

El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.

Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas,

para que cooperemos con la verdad.